No debemos confundirnos tampoco con el
amor. Los amores más intensos y
obsesivos en la mayoría de los casos son narcisistas, en el sentido de que
“amo” en el otro algo de lo que soy, lo que seré, o lo que fui, o incluso amo
en el otro algún o varios rasgos que nos evocan inconscientemente a nuestra
madre o al padre, lo que lo convierte
al otro en un subrrogado materno o paterno.
Por lo tanto no amo al otro por él mismo, sino por el reflejo de nuestro
deseo pasado, presente o futuro. El
amor no solo es un sentimiento, es una construcción diaria, es un trabajo, es
un proyecto en común, una decisión que implica la tolerancia de amar y ser
amado, de desear y ser deseado, de gozar y ser gozado. Lacan dijo: “el amor es
dar lo que no se tiene a quien no es”, y eso solo puede transcurrir entre
palabras, conversando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario