lunes, 17 de febrero de 2014

Adicción a la Pareja

Adicción a la pareja

Aunque se suele creer que la adicción solo es a sustancias, tales como drogas, alcohol, tabaco, etc., en realidad la adicción es un complejo mecanismo psíquico que utiliza cualquier objeto.
Por ejemplo, muchas mujeres y hombres permanecen junto a su pareja durante muchos años a pesar de que ésta las maltrata de manera reiterada, psicológica y/o físicamente.  No pueden vivir sin ella y si por alguna razón terminan con la relación, por lo general por decisión del otro, sufren verdaderos síntomas como si de una desintoxicación se tratara. Parece paradójico que esto suceda, es algo incomprensible desde la razón cuando la persona manifiesta su incapacidad para sobrevivir sin el partenaire a pesar de que se es claramente infeliz y desdichada en esa relación y no solo eso, también se es maltratada/o.  Nos encontramos con frases como: “sin él (o ella) no soy nada”, “cada vez que vuelves es como si te murieras. No lo comprendes ni tú”, “no me separo por mis hijos”, “no tengo dinero para irme”, etc.  Muchas pueden ser las justificaciones por la cuales no finalizamos una relación de este tipo, pero tenemos que saber que detrás de todas ellas también hay problemas psicológicos muy importantes y previos a la situación maltratante.
¿Por qué llegamos a esa situación con la pareja?, ¿qué nos mantiene?, ¿por qué nos mostramos adictos a esa persona a pesar del dolor que nos produce?.  Podemos observar desde el psicoanálisis que por un lado se produce un estancamiento de nuestra libido en ese objeto amoroso, como una fijación, cuando en realidad nuestra libido, nuestra energía, debería estar a disposición para poder sustituir esos objetos que nos son perjudiciales por otros más saludables.  
También encontramos un sentido de la propiedad privada bastante perverso, en donde predomina el dominio sobre el otro y la pertenencia: “la (lo) maté porque era mía”. Aunque exista la propiedad privada, no recae nunca sobre las personas, no somos de nadie.  
Por el lado del sometido/a encontramos un fuerte sentimiento de culpabilidad inconsciente que lleva a la búsqueda de castigo.  Pero no se crean, el maltratador no se libra tampoco del incidioso sentimiento de culpa, no en vano muchos de ellos terminan en la carcel en el mejor de los casos. Claramente vemos que alguna cuestión sadomasoquista debe existir. El castigo al contrario de lo que se piensa calma la culpa, y eso alivia al sujeto momentáneamente de sus conflictos inconscientes. El problema es que si alguien nos da una paliza podemos coger nuestras cosas e irnos, pero por desgracia no podemos escapar de nosotros mismos y nuestros propios conflictos volverán a complicarnos la vida si no les damos solución. Por esa razón encontramos muy frecuentemente el caso de mujeres que reiteradamente eligen a parejas que las maltratan, a pesar de que a ellas les gustaría encontrar a alguien que las amara. El asunto es que de manera paradójica, el maltrato puede ser inconscientemente una forma de amor para determinadas personas. 
Como decimos, esto no es algo que sepamos conscientemente, el sujeto suele simplemente padecer los efectos del conflicto, de por sí la adicción al otro puede ser tan fuerte que somos capaces de justificar cualquier acto con tal de mantenerlo como objeto de nuestro amor: “pobre, es que estaba muy nervioso, es que yo no tendría que haberle dicho eso”, “Él me decía que me los merecía. Pensé que quizás tenía razón”. Vemos que es como un tipo de relación amo-esclavo, situación de la cual los maestros nos dicen que uno pierde su vida en ser y el otro en liberarse, el caso es que los dos pierden su vida.
No es tan fácil salir de esta situación, lo saben muy bien las personas que aún están sometidas a alguien o que lo estuvieron en algún momento.  Y es que la implicación emocional, afectiva y sobre todo inconsciente es muy fuerte, tan fuerte como la relación ambivalente de amor y de odio que se establece con las figuras parentales, el padre y la madre. Necesitar de una manera tan extrema a alguien pudo ser una manera del amor, pero no de un amor adulto.
Es por esto que es necesaria la ayuda profesional, para poder pasar de la necesidad de la adicción, a un deseo saludable, más propio del ser humano. El psicoanálisis permite a la mujer y al hombre relacionarse de otra manera con el sentimiento de culpa, ya que sentimiento de culpa tenemos todos, pero podemos tener otra relación con él, diferente a ésta: "Llegué a considerarme una víctima y a sentir lástima de mí misma. Creía erróneamente que todo esto me ennoblecía”. Y también, si lo deseamos, el psicoanálisis nos puede abrir puertas para que nuestra libido no sea prisionera de la necesidad y el amor infantil, característica de las adicciones.

Susana Lorente
www.susanalorente.com


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